UNIVERSIDAD
NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD
AREA CIENCIAS DE LA
EDUCACIÓN
ESPECIALIZACIÓN EN
EDUCACIÓN, CULTURA Y POLÍTICA

Contextos políticos y
educativos en América Latina
CÓDIGO DEL CURSO- 551047A-17
Trabajo final
Problemáticas y retos de la
educación en Colombia y Latinoamérica
Alfredo Ramos Osorio[1]
c.c. 16.585.691
30/12/13
RESUMEN
En este artículo analizaremos algunas de las
problemáticas y retos de la educación en Colombia y en América Latica, temáticas centrales de este curso. El texto
se presenta como un juego de relaciones en donde el eje central es la educación
con respecto a la equidad, la calidad, las políticas públicas, etc.
Los capítulos del texto son los siguientes: Educación
y equidad, en donde se abordaremos la importancia de la educación para la
construcción de la equidad y las dificultades que se históricamente han
impedido la realización de este objetivo; Educación y calidad, será una
mirada crítica a la situación actual de la calidad de la educación pública en
Colombia; Educación y minorías étnicas, donde se discutirán la
distancias entre la legislación vigente y la realidad de la etno-educación; Educación
y Estado social de derecho, donde analizaremos el marco de derechos de las
constituciones políticas y el efecto de las políticas públicas para la
educación; Educación y trabajo, donde describiremos las políticas
estatales para la educación técnico- profesional.
Las
conclusiones a las que llegamos
tras la comparación de la realidad
educativa latinoamericana con los propósitos y metas establecidas por la UNESCO
para las naciones miembros de la ONU, nos damos cuenta que estas metas no se
cumplen a cabalidad en América Latina.
Palabras
claves
Equidad, calidad, etno-educación, Estado social de
derecho, educación para el trabajo.
ABSTRACT
In this article we will analyze some of the problems
and challenges of education in Colombia and Latin America, which are the
central themes of this course. The text presents itself as a set of relations
in which education is the central axis according to equity, quality, public
politics, etc.
The text´s chapters are: Education and equity, in
which we will touch on the importance of education in the construction of
equity and the difficulties that had historically forbidden the realization of
this task; Education and quality, will take a critical look at the actual
situation of quality in public education in Colombia; Education and ethnic
minorities, where we will discuss the distances between current legislation and
the reality of ethno-education;
Education and rights within the social State, where we will analyze the framework
of the political constitution´s rights and the effect of public politics on education; Education and
work, where we will describe the State´s politics related to
techno-professional education.
The conclusions that were drawn were that after
comparing the educative reality of Latin America with the purposes and tasks
established by UNESCO for the member nations of the UN, we saw that these goals
were not completely fulfilled in Latin America.
Keywords
Equity, Quality, Ethno-education, Welfare State,
Education for Work.
Introducción
Hoy se reconoce globalmente que
la educación es el mejor instrumento para
el desarrollo social, y para el mejoramiento de la convivencia y la
democracia.
La Comisión Internacional sobre
la Educación para el Siglo XX I en su informe a la UNESCO nos dice: “…la Comisión
desea por tanto afirmar su convicción respecto a la función esencial de la
educación en el desarrollo continuo de la persona y las sociedades, no como un
remedio milagroso —el «Ábrete Sésamo» de un mundo que ha llegado a la
realización de todos estos ideales— sino como una vía, ciertamente entre otras
pero más que otras, al servicio de un desarrollo humano más armonioso, más
genuino, para hacer retroceder la pobreza, la exclusión, las incomprensiones,
las opresiones, las guerras, etc.” (p.p.9).
Dados estos anhelos y esperanzas
que se nos presenta hemos tenido la oportunidad de ir develando durante el
desarrollo del curso Contextos políticos y educativos en Latinoamérica las características del desarrollo de la
educación en América Latina, sus alcances, sus problemáticas, su situación
actual y sus retos. De igual manera analizamos las políticas públicas para la
educación que se han implementado en Colombia en los últimos veinte años, y nos
acercamos a los alcances, los sentidos y las dificultades que dichas políticas
han tenido en la educación pública.
El presente artículo trata de
establecer hasta dónde la educación en Colombia y América Latina se acercan al
ideal que la UNESCO ha planteado para el mundo contemporáneo. Específicamente nos centraremos en el
análisis de las problemáticas y de los retos.
Educación
y equidad
En términos generales el nivel de
matriculación de estudiantes a la educación formal y a la educación técnica creció en forma
importante en las últimas cinco décadas del siglo XX en América Latina. De
igual manera hubo una disminución notable de los niveles de analfabetismo. Sin
embargo los ritmos de crecimiento han sido irregulares, por ejemplo para la
educación primaria el módulo del curso nos dice: “las tasas de matrícula son de
un 7.3% para el periodo 1960-80 y se reducen a un3.8% para 1980-86” (p.p.121).
Los vaivenes de las tasas de crecimiento han dependido de muchos factores
económicos y políticos, enumeraremos algunos:
a. El desarrollo industrial de las
sociedades latinoamericanas después de la II Guerra Mundial, los procesos de
urbanización y del surgimiento de empresas industriales, agropecuarias y de
servicios. La necesidad de mejorar la calificación de la fuerza de trabajo ante
el reto del desarrollo económico obligaron a los Estados latinoamericanos a
ampliar la cobertura educativa, a promover la educación técnica, a reducir el
analfabetismo, a capacitar a la
población adulta, a impulsar la educación primaria, etc. Esto explicaría el
crecimiento de las matriculas entre 1950 y 1970.
b. En la década de los años ochenta
se presenta una disminución de la inversión pública para la educación. La
crisis económica mundial, el nivel de endeudamiento de los países
latinoamericanos y la desaceleración del crecimiento económico se presentan como
las causas.
c. En los años noventa las políticas
neoliberales impulsan la privatización de la educación pública. Se fija el
interés de la inversión pública en la educación primaria, pero los Estados se
van desprendiendo del manejo administrativo de las instituciones educativas y
en lugar de asumir el control directo entrega a instituciones privadas ese
manejo. La educación universitaria pública sufre un severo recorte presupuestal
y la educación superior empieza a ser controlada en forma mayoritaria por instituciones
privadas
d. En la primera década del siglo
XXI se implementó en Colombia “La revolución educativa” que Carlos Vasco
califica como: “Es un plan de cobertura sin inversión adicional. No tiene mucho
sentido reclamar, como lo hace el gobierno (habla del gobierno de Uribe Vélez),
que ha cumplido con la meta de tener un millón de cupos nuevos en la educación
básica y media en tres años, si la Contraloría nos dice que la deserción en ese
mismo período es superior a los 700.000. No puede decirse simplemente que esa
deserción se debe únicamente a problemas económicos de las familias. En las
encuestas de la década del 90, cuando la crisis era mayor, cerca del 30% de las
deserciones se debían a percepción de inutilidad y aburrimiento con los
estudios. Claro que sí hay un problema de deserción por desplazamiento forzoso
y también hay un problema económico en muchas familias, pero ese 30% de
deserción por falta de calidad significa 200.000 alumnos menos que abandonan la
educación y abren cupos nuevos” (Vasco, 2006).
A pesar de los avances y
retrocesos de la inclusión en la educación no se puede menospreciar el papel de
esta en la lucha contra la desigualdad. Indiscutiblemente invertir en educación
es rentable para una sociedad. Subirats nos dice: ““el valor de la educación ha
seguido en alza: para todos los grupos humanos que se encuentran en situación
de marginación, la educación ha constituido el mecanismo central de cambio de
su situación, el que confiere a la vez cualificación para desarrollar la
capacidad productiva, conciencia de los derecho como persona y autoestima y
autoconfianza para iniciar un proceso de cambio personal de actitudes que
conduzca a un mayor control sobre las condiciones en que discurre la propia
vida” (Subirats, 1998). No se puede negar por ejemplo el avance de la inclusión
de la mujer en el sistema educativo, tampoco el aumento del número de
profesionales y de técnicos que han ofrecido y ofrecen sus competencias
laborales a las empresas y el mejoramiento de las condiciones de vida de muchos
ciudadanos de clase media. Sin embargo hay hechos y factores que nos hacen
mirar el desarrollo educativo en Colombia y en América Latina con desconfianza
y criticidad, presentaremos algunos:
a.
La
inclusión de la mujer en el sistema educativo es un hecho altamente
positivo. En el trabajo colaborativo 1
citamos a Subitarz: “El camino que está llevando a las mujeres desde una
situación de marginalidad y subordinación hasta una situación de autonomía y
posibilidad de intervención en los procesos de decisión colectivos se inicia
siempre en el paso por el sistema educativo, cuyos efectos, como hemos dicho
son dobles: desarrollo de capacidades que harán posible el acceso al empleo y
la autonomía económica y fortalecimiento de la confianza y autoestima en las capacidades
propias” (Subirats, 1998). La disminución de las tasas de crecimiento
demográfico y el papel más protagónico de la mujer en la sociedad son señales
nada desdeñables. Pero aún hay factores que impiden que la inclusión femenina
en la educación sea más efectiva. Hay causas culturales (prejuicios, sobre todo
en el campo, en donde todavía se considera que las mujeres no deben estudiar);
causas económicas (pobreza, marginalidad); causas políticas (escasez de cupos o
insuficiencia de inversión pública en educación).
b.
La
crisis de la educación pública. En el trabajo colaborativo 2, entrevistamos a
algunos maestros que laboran en el sector público. Todos ellos presentaban la
crisis financiera del Estado colombiano como una problemática que ha impedido
desarrollar una educación de calidad en las instituciones públicas. Se presenta
una contradicción: Por un lado La ley general de educación pregona cambios
positivos para la educación en Colombia como: construir una educación más
comprensiva y significativa, una escuela más participativa y autónoma,
hegemonizar el pensar sobre el saber, etc. Sin embargo y a pesar de los buenos
propósitos, el Estado colombiano hace énfasis en la cobertura y no en la
calidad. Las instituciones públicas funcionan en condiciones a veces
lamentables y antipedagógicas: muchos alumnos por clase, pobreza del material
didáctico, escuelas mal dotadas (véase imágenes del trabajo colaborativo 3),
atraso en el pago de los maestros oficiales, tecnologías de la información
inexistentes u obsoletas, etc. La lucha contra la desigualdad queda en este
sentido maltrecha, para mejorar los indicadores de equidad y desarrollo humanos
se requiere construir una sociedad que garantice oportunidades iguales a los
ciudadanos, pero en Colombia hay dos realidades: una educación para las élites
y otra para las clases populares, en condiciones muy diferentes para
desarrollar sus proyectos pedagógicos, e indiscutiblemente con resultados muy
diferenciados y favorables para las instituciones privadas. Las pruebas de Estado
muestran una gran diferencia entre las instituciones de élite y las
instituciones públicas. Eso no es gratuito, las condiciones locativas de los
colegios públicos deja mucho que desear, sobre todo en las zonas rurales; el
tiempo de la jornada escolar y del tiempo real del año escolar en las
instituciones oficiales es muy inferior a la de los colegios privados de élite;
hay diferencias notables en el número de alumnos por clase; en la disposición
de los maestros para el trabajo; en el control de las propuestas pedagógicas,
en el uso de bibliotecas y laboratorios, etc.
c.
La
crisis de la educación pública. En el trabajo colaborativo 2, entrevistamos a
algunos maestros que laboran en el sector público. Todos ellos presentaban la
crisis financiera del Estado colombiano como una problemática que ha impedido
desarrollar una educación de calidad en las instituciones públicas. Se presenta
una contradicción: Por un lado La ley general de educación pregona cambios
positivos para la educación en Colombia como: construir una educación más
comprensiva y significativa, una escuela más participativa y autónoma,
hegemonizar el pensar sobre el saber, etc. Sin embargo y a pesar de los buenos
propósitos, el Estado colombiano hace énfasis en la cobertura y no en la
calidad. Las instituciones públicas funcionan en condiciones a veces
lamentables y antipedagógicas: muchos alumnos por clase, pobreza del material
didáctico, escuelas mal dotadas (véase imágenes del trabajo colaborativo 3),
atraso en el pago de los maestros oficiales, tecnologías de la información
inexistentes u obsoletas, etc. La lucha contra la desigualdad queda en este
sentido maltrecha, para mejorar los indicadores de equidad y desarrollo humanos
se requiere construir una sociedad que garantice oportunidades iguales a los
ciudadanos, pero en Colombia hay dos realidades: una educación para las élites
y otra para las clases populares, en condiciones muy diferentes para
desarrollar sus proyectos pedagógicos, e indiscutiblemente con resultados muy
diferenciados y favorables para las instituciones privadas. Las pruebas de
Estado muestran una gran diferencia entre las instituciones de élite y las
instituciones públicas. Eso no es gratuito, las condiciones locativas de los
colegios públicos deja mucho que desear, sobre todo en las zonas rurales; el
tiempo de la jornada escolar y del tiempo real del año escolar en las
instituciones oficiales es muy inferior a la de los colegios privados de élite;
hay diferencias notables en el número de alumnos por clase; en la disposición de
los maestros para el trabajo; en el control de las propuestas pedagógicas, en
el uso de bibliotecas y laboratorios, etc.
Educación
y calidad
En el trabajo colaborativo 2, uno
de los profesores entrevistados, Henry Carmona nos dijo: “La Ley General de Educación
(Ley 115 de 1994) y la Constitución política de 1991 crearon un nuevo marco
para la Educación en Colombia. De allí se desprenden muchos cambios. En los
Lineamientos y en los Estándares el Estado colombiano trata de promover que el
aprendizaje sea significativo, partir de preguntas que problematicen a los
estudiantes, impulsar la investigación y los proyectos de aula, generar
procesos de participación de los alumnos a través del gobierno escolar, el
Consejo Estudiantil y del Personero de los alumnos. Se creó un manual de
competencias ciudadanas, se quería promover la formación de ciudadanos críticos
y propositivos, Se empezó a hablar de competencias argumentativas, propositivas
y comunicativas. Se cambió los reglamentos disciplinarios por manuales de
convivencia, se impulsó la creación de los PEI (Proyectos Educativos
Institucionales)”. Es decir la Ley 115 pone énfasis en la calidad como
principio fundamental. Igual sucedió en muchos países de América Latina, las
reformas educativas buscaban mejorar la calidad educativa. Sin embargo no basta
con establecer unos objetivos y plantear unos propósitos, los resultados de
esas reformas no son muy buenos, tal como nos lo señala el módulo del curso:
“Es cierto que se han producido avances importantes, sobre todo en el acceso a
la educación, pero no parece previsible que con la misma dinámica impulsada
hasta el momento pueda lograrse el enorme salto educativo requerido para
responder a los retrasos históricos acumulados y para conseguir que la región
pueda competir en un mundo globalizado.” (p.p. 214).
El balance actual de la calidad
de la educación en Colombia no es bueno. En el informe que hizo el Banco Mundial para Colombia (2009) denominado La calidad de la educación en Colombia: un análisis y algunas opciones
para un programa de política reconoce avances de la matriculación de
alumnos a la educación primaria, en la reducción de la deserción escolar, etc.
Pero también nos dice: “Colombia tiene ahora a tarea de mejorar la calidad y la
equidad de la educación, además de aumentar
las tasas de finalización del nivel secundario. El desempeño del país en
las evaluaciones internacionales (una mediad importante de calidad), indica que
se necesitan mejoras definitivas en la calidad del sistema pues aunque muchos
estudiantes avanzan a la escuela secundaria, la tasa de graduación es baja.
Además, diversos estudios han identificado al elevado costo de la educación, al
costo de oportunidad de no trabajar y a la baja calidad y poca relevancia de
los aprendizajes como factores importantes que contribuyen a que los
estudiantes de educación secundaria abandonen sus estudios además de observar
diferencias importantes en la matrícula, el logro y la finalización entre los
departamentos más pobres y los más ricos, así como entre las zonas rurales y
las urbanas”. (2009).
Los resultados en las pruebas
PISA obligan a una reflexión profunda sobre la calidad de la enseñanza, sobre
los métodos pedagógicos que se están implementando y sobre el ámbito de
aprendizaje. ¿Qué tan significativa resulta la enseñanza en Colombia? Una
muestra de la baja calidad está en el informe del Banco Mundial ya mencionado:
“...el desempeño de Colombia se inclina en gran medida hacia los segmentos de
competencia inferiores. En matemáticas, casi el 75% de los estudiantes
colombianos se encuentran entre el nivel 1 y “Por debajo del nivel 1”, y menos
del 1% se ubica entre los niveles 5 y 6 Una porción alarmante de los
estudiantes (45%) está en el segmento “Por debajo del nivel 1”, lo que pone en
duda su capacidad para desempeñarse efectivamente dentro del mercado laboral o
en los niveles de educación superior, razón por la cual se hace una urgente
llamada a la acción entre las instancias normativas colombianas”. (2009).
Para América Latina la situación
también es preocupante, el informe de la UNESCO denominado Situación educativa regional de cara al 2015 “De acuerdo a los
resultados de PISA-2009, en promedio en los nueve países latinoamericanos
participantes, un 58% de los alumnos en matemáticas, un 45% en lectura y un 48%
en ciencias, no demostró haber alcanzado el nivel considerado como piso mínimo
de logro en cada asignatura evaluada. En general, en los países
latinoamericanos la proporción de alumnos de bajo desempeño en las diferentes
disciplinas fue dos a tres veces superior que la de los países de la OECD”
(2013).
Indiscutiblemente el conjunto de
la comunidad educativa debe reflexionar sobre esta problemática, en la era del
conocimiento se exige ser más productivos y competitivos, la escuela colombiana
está obligada a mejorar de manera ostensible sus prácticas pedagógicas. Se
requiere una educación donde predomine el pensar sobre el saber, que le de
curso a un aprendizaje significativo y autónomo, que mejore la creatividad y la
innovación y que destierre la educación tradicional memorística y repetitiva,
que sea capaz de ligar el arte y la ciencia, pero que además permita la
formación de ciudadanos críticos y participativos. Es necesario que la
educación en Colombia permita formar investigadores, buenos lectores, etc.
Se pueden determinar varios
factores que inciden en la calidad de la educación en Colombia y en América
Latina: la falta de capital cultural que tienen los alumnos y sus familias, el
uso de modelos pedagógicos que no responden a los retos de la educación
contemporánea, la desmotivación y escepticismo de los maestros; la falta de
preparación y de evaluación del trabajo de los maestros; la falta de
condiciones apropiadas para el desempeño de la labor de los docentes; los
niveles de violencia y agresión que se vive en las instituciones educativas; el
poco uso de las tics; la escasa inversión de las autoridades educativas en la
educación pública, el escaso uso de la investigación, etc.
Otro aspecto preocupante es el
escaso desarrollo de la ciencia y la tecnología. Indiscutiblemente para superar
la dependencia económica, generar conocimientos y saberes, aprovechar los
recursos naturales, generar productos con alto valor agregado, impulsar
proyectos de infraestructura, y descubrir el potencial humano de nuestra
diversidad biológica y humana, se requiere de transformar el sistema educativo
en una escuela que promueva la investigación, la innovación y la creatividad.
Se debe superar la percepción sobre la ciencia que tradicionalmente se ha
impuesto en Colombia, en las escuelas se les informa sobre los conocimientos de
las ciencias, más no se investiga y por lo tanto no se construye conocimiento,
ni se estimula el aprendizaje autónomo y significativo. “Un problema que condiciona a todos los
demás es la percepción parcial -y la mayoría de las veces distorsionada- acerca
de la ciencia y del papel que ella desempeña en la sociedad. La idea de que la
ciencia es una actividad que interesa sólo a unos pocos la convierte en un
factor extraño a la sociedad y a la cultura colombiana. La poca comprensión
pública del impacto de la ciencia en la vida cotidiana de cada ciudadano y del
papel que puede cumplir para generar mayor bienestar en la población,
constituye un serio obstáculo para lograr que la investigación científica y la
generación y uso del conocimiento se conviertan en factor de integración
nacional” (Amaya, 2002). Eso explicaría el por qué hay tan pocos investigadores
en Colombia, la escasez de publicaciones científicas (Los investigadores
colombianos sólo publican el 1% de los trabajos científicos en América Latina),
la escasez de patentes que se registran por año, etc.
La
carencia de investigación científica imposibilita el desarrollo y no nos
permite superar nuestras dependencias.
Educación
y minorías étnicas
El artículo 7 de la Constitución
Política de Colombia señala que el Estado Colombiano está obligado a proteger
la diversidad étnica y cultural de la nación. El artículo 73 de la ley 70 de
1993 dice: “El Estado sancionará y
evitará todo acto de intimidación, segregación, discriminación o racismo contra
las Comunidades Negras en los distintos espacios sociales, de la administración
pública en sus altos niveles decisorios y en especial en los medios masivos de
comunicación y en el sistema educativo, y velará para que se ejerzan los
principios de igualdad y respeto de la diversidad étnica y cultural”. El
artículo 39 de esa misma ley decreta la necesidad de ofrecer una educación de
acuerdo a las características culturales de las comunidades negras. La ley 115
de 1994 plantea en su artículo 56: “La educación en los grupos étnicos estará
orientada por los principios y fines generales de la educación establecidos en
la presente ley y tendrá en cuenta además los criterios de integridad,
interculturalidad, diversidad lingüística, participación comunitaria,
flexibilidad y progresividad. Tendrá como finalidad los procesos de identidad,
conocimiento, socialización, protección y uso adecuado de la naturaleza,
sistemas y prácticas comunitarias de organización, uso de las lenguas
vernáculas, formación docente e investigación en todos los ámbitos de la
cultura”.
Lo
anterior es apenas una pequeña muestra del espíritu garantista de la
Constitución Política y de las leyes que la desarrollan para la protección
cultural de las minorías étnicas en Colombia. Indiscutiblemente el espíritu de
esas leyes es amparar y promover la interculturalidad y el respeto de la
cultura de los 92 pueblos indígenas y de los más de diez millones de
colombianos de ascendencia afro.
La
puesta en marcha de este propósito ha sido muy difícil. Muchas problemáticas lo
han obstaculizado: los grupos indígenas y afros están muy dispersos por la
geografía nacional, muchas de las escuelas y colegios no cuentan con la
locación física adecuada, construir una propuesta de protección cultural e
intercultural requiere de maestros preparados en este propósito y aún hay una
carencia visible en este aspecto, a pesar de plantear el respeto por la cultura
en muchas instituciones educativas que atienden a las comunidades étnicas están
siendo administradas por comunidades religiosas católicas o protestantes, y la
cobertura del servicio es aún escasa. Además la escuela colombiana realmente no
ha jugado el papel de defensa de multiculturalidad: “En las comunidades y pueblos
indígenas la escuela ha tenido como función básica, y acaso durante mucho
tiempo la única, garantizar la inserción de los jóvenes indígenas en la cultura
de la sociedad dominante. Muchas veces se afirma que se quiere que los
indígenas conozcan las dos culturas: la propia y la "occidental" (que
brinda la escuela en todos sus niveles, a saber: primaria, secundaria y
universitaria), y que se desempeñen con eficacia en ambas, aunque en realidad,
en no pocas oportunidades el producto final es que el carácter multicultural de
los estudiantes que han pasado por ella ha desaparecido totalmente. Esto ha
permitido señalar la escuela como una institución que promociona la cultura
occidental y por tanto aculturadora, impuesta por mandato oficial y que, en
gran medida, a pesar de las nuevas disposiciones, se sigue imponiendo” (Rojas,
1999).
La
sociedad y la nación colombiana deben consolidar nuestra identidad y esto sólo
puede lograrse construyendo un relato común recuperando lo mejor de nuestras
tradiciones, permitiendo la conservación de las lenguas y la cultura de los
pueblos ancestrales y de las comunidades negras, entendiendo que esos pueblos
necesitan un espacio para construir su vida, representan además nuestra riqueza
humana, el pasado y el presente que no está plenamente escrito y reconocido.
Existe
un reto sumamente importante, la protección de lo que nos queda de nuestros
orígenes, tal como lo señala Julio Rojas: “Una extraordinaria diversidad cultural y
lingüística, casi única en Latinoamérica, caracteriza a la población indígena
colombiana. Dentro del territorio coexisten agricultores andinos con pastores
seminómadas y horticultores de selva tropical con cazadores. Todos ellos son
herederos de complejas tradiciones mitológicas, formas de organización social y
política, así como sistemas de adaptación cuyas raíces se hunden en el remoto
pasado precolombino, aun imperfectamente conocido” (Rojas, 1999).
Educación y Estado Social de Derecho
La
sociedad colombiana ha proclamado en su constitución política ser un Estado
Social de Derecho. El Ministerio de Educación Nacional define al Estado Social
de Derecho como: “El Estado social de derecho, es un estado de tipo democrático,
caracterizado por el reconocimiento de derechos de índole tanto individualista
como de derechos de orden colectivista (económico, social, cultural), con una
idea de propiedad privada, pero sumada a la existencia de su función social y
de servicios público”.
De acuerdo a lo
anterior, el Estado colombiano se presenta como defensor pleno de los derechos
humanos, tanto de los de primera generación (civiles y políticos), los de
segunda generación (sociales, económicos y culturales) y los de tercera
generación (colectivos). Además se plantea como intervencionista, porque no
sólo pretende defender a los individuos sino también a las comunidades. Siendo
el derecho a la educación un derecho de segunda generación proclamado en la
constitución el Estado está obligado a garantizar que los niños y los jóvenes
puedan disfrutar de este derecho. Existe una pretensión que es la
universalización de la educación en los programas que ha planteado el Estado
colombiano. En el gobierno de Juan Manuel Santos nació la Ley de la gratuidad
de la educación en los planteles de educación pública en todo el territorio
nacional.
Pero existen muchas
problemáticas a resolver con respecto a la universalización de la educación, a
la inclusión en el sistema educativo, en la equidad y en la calidad de la
educación. Señalaremos los más significativos:
a.
El sistema educativo colombiano no ha logrado
el propósito de la inclusión universal. Con respecto a las últimas décadas el
módulo del curso dice: “El gasto público destinado a
educación ha sufrido un gran retroceso y como además el peso de la recesión ha
caído desproporcionadamente sobre los sectores medios y bajos de la población,
ha disminuido la capacidad de las familias para costearse la educación privada.
Según ha señalado J.C. Tedesco, se ha producido una interrupción del proceso de
incorporación de los hijos de familias de sectores populares a los niveles
post-básicos del sistema educativo y, en términos generales, el sector
educativo público ha adoptado características cada vez más masivas y el sector
privado características cada vez más elitistas” (p.p.109). Aún muchos niños y
jóvenes no participan del sistema educativo, muchos desertan por problemas
económicos o porque no encuentran en las instituciones oficiales una educación
interesante y significativa, etc.
b.
Existen dos realidades en la educación
colombiana. Una educación elitista que cuenta con todo el recurso tecnológico,
didáctico, locativo, docente, pedagógico, etc. Otra educación, la pública, que
en términos generales, carece de muchas cosas para garantizar la calidad que
necesitan las personas en esta sociedad del conocimiento. Indudablemente el
objetivo de la equidad y de la calidad quedan gravemente cuestionados.
c.
La escuela no sólo debe garantizar el
desarrollo de competencias y la preparación para la vida laboral sino también
para la formación ciudadana, apreciando los mejores valores y aprendiendo a
vivir con justicia en la sociedad. Lo anterior es un reto perdido. La sociedad
colombiana no ha podido superar la violencia, la discriminación, la
intolerancia, la corrupción, el individualismo y la “cultura del atajo”.
Educación
y trabajo
El avance de la industrialización
en América Latina a lo largo del siglo XX obligó a la capacitación de la fuerza
de trabajo. Las empresas requerían técnicos, tecnólogos, profesionales para
poner a andar sus procesos de negocios. Lo anterior obligó a los Estados
latinoamericanos a crear universidades, institutos de educación técnica y de
formación para el trabajo. Esto permitió el surgimiento de las clases medias y
el mejoramiento de las condiciones de vida de muchos ciudadanos. Hubo un fuerte
impulso de este proceso entre 1950- 1970. Posteriormente, las políticas
públicas impulsaron la privatización de la educación y los Estados desampararon
la educación pública.
Indiscutiblemente el
subcontinente requiere de una educación técnica de calidad, de universidades
que sean innovadoras y creadoras de conocimientos, y que además contribuyan al
desarrollo de la democracia. Superar la dependencia, aprovechar al máximo la
capacidad laboral de nuestras gentes, producir conocimiento, garantizar una
mejor convivencia deben ser los objetivos de los próximos años en Colombia y en
América Latina.
Conclusiones
El módulo del curso señala: “La misión de la UNESCO consiste en
contribuir a la consolidación de la paz, la erradicación de la pobreza, el
desarrollo sostenible y el diálogo intercultural mediante la educación, las
ciencias, la cultura, la comunicación y la información” (p.p.142).
Plantea alcanzar una serie de
objetivos antes del año 2015:
1.
Escolarización
de todos los niños y los jóvenes en forma gratuita
2.
Educación
de calidad, significativa, con competencias en lectura y escritura,
matemáticas, ciencias y en ciudadanía.
3.
Inclusión
masiva de la mujer en el sistema educativo.
4.
Preparación
adecuada para la vida laboral.
5.
Garantizar
la participación de las comunidades étnicas en el sistema escolar protegiendo
su cultura.
Después de la reflexión realizada
podemos decir que los Estados latinoamericanos han realizado una tarea
inconclusa con respeto a sus compromisos con la educación. Falta voluntad
política, se han privilegiado otras acciones como la seguridad y el desarrollo
de la infraestructura, sin entender la enorme importancia de la educación como
constructora de equidad, igualdad, sana convivencia, y desarrollo.
Bibliografía
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EDUCACIÓN PARA EL SIGLO XXI. (2005). La
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LEÓN,
J.C. RIVERA, S.G., RAMOS, A. Trabajos
colaborativos1-3. Contextos políticos y educativos. UNAD.
[1]
. Licenciado en historia. Universidad del Valle. Profesor del Colegio Jefferson
y del Centro Colombiano de Estudios Profesionales de Cali.